lunes, 29 de septiembre de 2014

Servicio: para cambiar el presente y forjar el futuro


A través del muro

Servicio: para cambiar el presente y forjar el futuro

Cuando pensamos en el mañana que todos queremos, conceptos como paz, felicidad y tranquilidad vienen a nuestra mente en menos de cinco segundos. Cuando nos detenemos a pensar en nuestra situación actual como sociedad y volvemos a plantearnos la misma idea, pasan los cinco segundos y aún estamos pensando por dónde comenzar. Luego, conceptos como salud, estabilidad económica, progreso y bienestar podrían encabezar nuestra lista.

Crear una imagen mental del mañana que todos queremos puede ser muy fácil. En cambio, forjarlo… eso es otro asunto. Se trata de construir el futuro. Tenemos dos opciones: podemos crearlo o reconstruir el presente, pero en cualquiera de estas, estaríamos forjando ese futuro, que no existe, pero que no está lejos. Y eso no es tarea fácil.

Ahora bien: si realizamos una encuesta y preguntamos a varias personas: ¿Quiénes son los responsables de construir nuestro porvenir? o ¿Quiénes son nuestro futuro?, probablemente el resultado sería que la mayoría de las personas conteste: Los responsables de construir el porvenir son los maestros en las escuelas porque los niños son nuestro futuro. Estoy segura de que no tendríamos que realizar dicha encuesta. Todos hemos escuchado la frase trillada en las graduaciones, en los discursos de los gobernantes, etcétera, etcétera, etcétera.


Pero para comenzar a cambiar el presente y lograr el futuro que todos queremos, las respuestas a estas preguntas deberían ser: “Todos somos responsables de construir nuestro futuro porque todos somos el futuro”. Si todos nos incluimos en el plan, el resultado será mucho más efectivo.

Como educadores, debemos plantearnos tres preguntas importantes:

· ¿Qué estamos haciendo en las escuelas para forjar el futuro que todos queremos?

· Lo que hacemos ¿es efectivo?

· ¿Cómo se perciben los resultados?

No cabe duda de que nuestra sociedad necesita un cambio radical y que las escuelas, junto con la familia, son las instituciones claves para lograr este cambio. Más allá de la enseñanza de los contenidos y las destrezas de cada asignatura, la escuela tiene la responsabilidad de desarrollar otros aspectos que son más importantes para el desarrollo integral del alumno como ser humano. Los valores, que deben comenzar a enseñarse desde el hogar, deben formar parte del currículo de la escuela. De esta forma, las actividades a las cuales serán expuestos los estudiantes tendrán pertinencia y serán más significativas.

No obstante, los valores no se enseñan con la palabra, sino con el ejemplo. Los maestros deben modelar acciones positivas que impacten al alumno en su vida. Por ejemplo, si un alumno ve que su maestro arroja basura al suelo, será más difícil concienciar a ese estudiante sobre la conservación del ambiente. En cambio, si la escuela prepara a ese estudiante para reflexionar y juzgar la acción del maestro, el estudiante aprenderá a tomar las decisiones correctas, aunque no tenga un modelo a seguir. Es por eso que la enseñanza de los valores va de la mano con la reflexión y el análisis crítico de situaciones, de manera que el alumno pueda buscar soluciones a los problemas presentados y tomar las decisiones correctas.

Bajo este escenario es que las escuelas deben desarrollar en los alumnos la responsabilidad del servicio a los demás. Si bien es cierto que los jóvenes son el futuro de nuestro país, tiene mayor relevancia que estos estén comprometidos a trabajar por él desde pequeños. Erick Erickson, psicoanalista estadounidense que contribuyó con sus estudios a la psicología del desarrollo humano, planteaba en su Teoría de la personalidad, que es en los primeros años de vida, y principalmente en la adolescencia, cuando se produce el momento crítico del desarrollo de la personalidad. También afirmaba que el desarrollo de un compromiso político es clave en la formación de la identidad de los adolescentes y que es en esta etapa que el desarrollo físico, las capacidades cognitivas, la madurez emocional y las habilidades sociales le permiten al adolescente realizar una síntesis de sus experiencias pasadas para construir un proyecto de vida.

Desarrollar la responsabilidad social en los jóvenes es una gran aportación para mejorar nuestra sociedad, ya que al hacerlo se invierte en el bienestar de otros y del planeta mismo. De manera que este es el primer paso para comenzar a forjar el futuro que queremos. Ahora bien: ¿cómo lo logramos? ¿Cómo involucrar a toda una comunidad escolar en proyectos que promuevan el servicio? A continuación, sugerimos algunos consejos e ideas para que los proyectos de servicio en la escuela puedan ser exitosos:

· Primero, el valor de servicio debe estar presente en la filosofía y misión de la escuela, y toda la comunidad escolar debe conocerlas.

· El currículo debe incluir la enseñanza de los valores universales, y el servicio debe ser parte de estos.

· Los maestros deben integrar proyectos comunitarios en los que los estudiantes puedan involucrarse.

· Al iniciar un proyecto de servicio, los estudiantes deben tener claros los objetivos. Todo proyecto de servicio debe estar basado en una necesidad que haya sido identificada por los mismos estudiantes. Deben identificar el problema y establecer posibles soluciones. De esta forma, se sentirán más comprometidos al realizar el proyecto.

· Para motivar a los estudiantes, se recomienda iniciar con proyectos de salón sencillos. Si el proyecto conlleva varias etapas, es importante que todos los involucrados se comprometan a culminar el proyecto.

· La escuela debe reconocer e incentivar la labor de los maestros que promueven y dirigen los proyectos de servicio en la escuela, así como a los estudiantes que participen de dichos proyectos. Aunque la Ley Núm. 26 del año 2009, conocida como la “Ley del proyecto de servicio comunitario estudiantil”, establece que para graduarse del cuarto año de escuela superior, los estudiantes deben completar ciertas horas de trabajo comunitario, es importante que estos vean el servicio comunitario como un deber de todos como ciudadanos y no como una obligación para graduarse.

· La administración escolar debe dar a conocer el proyecto y sus resultados, haciéndolos públicos en la comunidad cercana y, si es posible, los medios de comunicación.

· Una buena estrategia para difundir el proyecto puede ser a través de las redes sociales. La escuela podría integrar miembros de la comunidad al proyecto escolar y así lograr mayor reconocimiento, además de facilitar la tarea.

· Un periódico escolar es una buena herramienta para mantener a la comunidad escolar informada acerca de sus proyectos.

· Finalmente, cada proyecto debe evaluarse con relación a los objetivos establecidos. De no haberse cumplido estos objetivos, deben realizarse los ajustes correspondientes y continuar el proyecto en una segunda etapa, hasta que se logre atender la necesidad.

Como vemos, el servicio es una forma de aportar a nuestra sociedad, de contribuir a su mejoramiento y de forjar el futuro que todos queremos. La escuela debe buscar estrategias para involucrar no solo al estudiante, sino a las familias y a la comunidad en general. De esta forma, concienciamos a todos de que aportar al mejoramiento de nuestra sociedad no es tarea de la escuela solamente, ni su responsabilidad cae únicamente en manos de los jóvenes. El futuro que queremos debemos forjarlo todos, porque todos somos parte del futuro.

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