miércoles, 12 de noviembre de 2014

Lo mismo para todos

Columnas: "Para cambiar nuestras escuelas"

Lo mismo para todos

¿Qué diferencia existe entre la justicia y la equidad? La equidad es ofrecer el mismo trato a todos; la justicia, tratar a cada quien como merece. Ahora bien, ¿será justo tratar a todos por igual? ¿Dejarías de dar algo a alguien porque no lo merezca?

No es fácil medir siempre con la misma vara, sobre todo cuando existen muchas razones para hacerlo o no. Esta situación se aplica a cualquier escenario. Sin embargo, es el ambiente escolar el que trae a mi mente el tema. Me pregunto: ¿cómo deciden los maestros en sus salones de clase con respecto a sus estudiantes? ¿Evalúan las necesidades, las circunstancias, los escenarios y las situaciones previas, entre tantos otros factores?

De seguro has escuchado a algún colega en ocasiones repetir la frase: “Yo trato a todos mis estudiantes por igual”. Pero tal vez tratar a todos por igual no es la manera más apropiada para llegar a ellos. Cada ser humano es distinto. Si los comparamos con un objeto, vienen de todas formas, colores y sabores. Piensan, sienten y aprenden distinto.Entonces, ¿por qué darles lo mismo a todos?

La visión de atender la diversidad en nuestra sala de clase ha sido discutida con frecuencia en los últimos años, a pesar de que hace mucho tiempo lo expusieron los psicólogos Howard Gardner con las inteligencias múltiples y Daniel Goleman con la inteligencia emocional. También se ha hablado sobre los estilos de aprendizaje, los distintos modelos de planificación y las estrategias que deben utilizarse para lograr la individualización en las clases. Sin embargo, ¡cuánto nos cuesta atender a cada ser de manera distinta!

Tal vez la manera más fácil de hacerlo no se encuentra en los libros y las teorías. Tal vez, solo necesitamos observar, escuchar y ser empáticos con los seres que tenemos en nuestras manos y hacer por ellos lo que nos gustaría que hicieran por nosotros.

martes, 4 de noviembre de 2014

“No soy difícil, es que soy de otra generación”

Columnas: Para cambiar nuestras escuelas

“No soy difícil, es que soy de otra generación”
De mis años de escuela, nunca olvido las experiencias que viví en clase junto a mis compañeros. Tampoco las travesuras y la reacción de ciertos maestros cuando tenían que “bregar con nosotros”, como decíamos algunos.

Sin embargo, desde que soy maestra he conocido muchos estudiantes, todos ellos con personalidades distintas y especiales, pero en cierto modo, parecidas a las nuestras cuando estábamos en la escuela. Incluso, en ocasiones solía identificarme a mí y a algunos de mis compañeros de clase con varios de mis estudiantes, lo que me hace pensar que no importa cuánto tiempo pase, cada generación repite la misma historia.

Y es que los tiempos cambian. En cada inicio y fin de una época o periodo existe un espacio transitorio que a muchas personas se les hace difícil traspasar. Hoy sé que se llama “brecha generacional” y que su manejo tiene mucho que ver con el aprendizaje de los estudiantes.

A cada generación le ocurre lo mismo, sobre todo aquellos que pertenecen al fin de una y el inicio de otra. Aceptémoslo. Todos en algún momento hemos conocido personas que tienen tal vez nuestra misma edad, pero pensamos que son de una generación distinta. A estas personas se les llama “fronterizos” y tienen características de dos generaciones.

Si nos detenemos a pensar, esto explica las palabras de “Juanito” cuando nos decía: “Missi, no soy difícil, es que soy de otra generación”. Tal vez hemos pasado mucho tiempo pensando que la generación que se va levantando ahora en nuestras manos (niños y jóvenes de 17 años o menos) es una generación difícil. ¿Sabes qué? La realidad es que ellos tienen razón. Somos nosotros, los maestros, los que no los entendemos.

La generación “net” o los nativos digitales, como se le conoce a la generación actual, lo hace todo diferente: crece, aprende, se comunica, actúa de formas diferentes. Esto tiene solo una interpretación: los maestros tenemos que enseñarles de una forma diferente.

Aunque esto signifique cambiar todos nuestros planes, irnos a estudiar de nuevo, volvernos cibernéticos, tomar cursos de sicología y otras cosas más, tenemos que aprender a entender a nuestros estudiantes. Los que lo hemos intentado hemos descubierto que esta generación no es difícil, sino distinta. De hecho, poseen muchas cualidades grandiosas: tienen pleno dominio de la tecnología, les encanta preguntar, comparten todo, les gusta comunicarse y colaborar, se interesan por aprender cosas nuevas, son líderes activos, luchan por sus derechos, tienen una gran imaginación y el poder de crear e innovar. En mis años de escuela, a un estudiante con todas estas capacidades le hubieran llamado un “fenómeno”, pero como los de hoy vienen en un frasco distinto, les llaman “difíciles”.

Einstein decía que "los problemas que existen en el mundo de hoy no pueden ser solucionados solo en el plano del pensamiento en el que fueron creados". Es verdad que era un genio, pero también era diferente y “difícil” para los que fueron sus maestros. Los estudiantes del mundo de hoy no pueden atenderse como fue creado el pensamiento de la educación hace mucho tiempo atrás. Es hora de mirar dentro del frasco que tenemos frente a nuestros ojos y ver su esencia. ¿Te has preguntado cómo nos visualizan ellos a nosotros? Probablemente nos dirían: “Missi, usted no es difícil, es que es de otra generación”, y a algunos eso les dolería mucho.

lunes, 3 de noviembre de 2014

“Quiero respirar paz”

Columnas: Para cambiar nuestras escuelas
            “Quiero respirar paz”
El otro día iba caminando hacia el trabajo y me encontré con una sobrina que hace tiempo no veía. Emily tiene 8 años y comenzó a estudiar por primera vez en un colegio privado. Le pregunté si le gustaba su nueva escuela. Su respuesta fue contundente: “Sí, pero lo más que me gusta es que se respira paz”.
Me sorprendí que una niña de esa edad me contestara de esa manera, pero en fin, continué mi interrogatorio: ¿A qué te refieres? “Es que en la otra escuela me tenía que estar escondiendo todo el tiempo para que no me molestaran. Tenía mucho miedo. Se lo decía a los maestros y no hacían nada. Aquí no, aquí todos te tratan con amor y eso me gusta mucho”.
Cuántos niños, al igual que Emily, sufren a diario de acoso escolar. Solamente pensaba, si fuera mi hija la que estuviera pasando por esa situación… Como madre, mi preocupación es que los padres no podemos estar siempre con nuestros hijos para protegerlos. Pero me preocupa todavía más que el personal a cargo de ellos en las escuelas no actúe de la forma correcta ante situaciones como estas.
¿No es acaso derecho de todos el sentirnos seguros? ¿Por qué una niña de tan solo 8 años tiene que sufrir por situaciones como esta a su corta edad? ¿Cuán importante es esto para los maestros?
El acoso escolar es un problema social que afecta a cientos de niños y jóvenes en las escuelas de nuestro país. No debe confundirse con actos de violencia a consecuencia de una acción. El “bullying”, como se conoce en inglés, es un patrón de acoso que se da en el ambiente escolar y puede afectar a los niños y jóvenes de forma física y emocional.
Si permitimos que situaciones como esta sean pequeñas ante nuestros ojos, jamás lograremos erradicar la violencia en nuestro país.