Columnas: Para
cambiar nuestras escuelas
“Quiero respirar paz”
El otro día iba caminando hacia el trabajo y me encontré con una sobrina
que hace tiempo no veía. Emily tiene 8 años y comenzó a estudiar por primera
vez en un colegio privado. Le pregunté si le gustaba su nueva escuela. Su respuesta fue contundente: “Sí, pero lo más que
me gusta es que se respira paz”.
Me sorprendí que una niña de esa edad me contestara de esa manera, pero
en fin, continué mi interrogatorio: ¿A qué te refieres? “Es que en la otra
escuela me tenía que estar escondiendo todo el tiempo para que no me
molestaran. Tenía mucho miedo. Se lo decía a los maestros y no hacían nada.
Aquí no, aquí todos te tratan con amor y eso me gusta mucho”.
Cuántos niños, al igual que Emily, sufren a diario de acoso escolar.
Solamente pensaba, si fuera mi hija la que estuviera pasando por esa situación… Como madre, mi preocupación es que los padres no
podemos estar siempre con nuestros hijos para protegerlos. Pero me preocupa
todavía más que el personal a cargo de ellos en las escuelas no actúe de la
forma correcta ante situaciones como estas.
¿No es acaso derecho de todos el sentirnos seguros? ¿Por qué una niña de
tan solo 8 años tiene que sufrir por situaciones como esta a su corta edad?
¿Cuán importante es esto para los maestros?
El acoso escolar es un problema social que afecta a cientos de niños y jóvenes en las escuelas de
nuestro país. No debe confundirse con actos de violencia a consecuencia de una
acción. El “bullying”, como se conoce en inglés, es un patrón de acoso que se
da en el ambiente escolar y puede afectar a los niños y jóvenes de forma física
y emocional.
Si permitimos que situaciones como esta sean pequeñas ante nuestros
ojos, jamás lograremos erradicar la violencia en nuestro país.
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