A través del muro
Suena el reloj a las seis de la mañana: “Carlitos, es hora de
despertarte”. A esa hora del día comienza la jornada para un estudiante que
viva al menos a 15 minutos de su escuela. Para los que se levantan a esta hora
y culminan su jornada a las tres de la tarde, siete u ocho horas diarias de
lunes a jueves, es tiempo suficiente para considerar la escuela como su segundo
hogar.
Lo confirman sus palabras a diario en la cena, en el paseo del domingo o
en una simple conversación frente a la televisión. Es normal que un joven hable
al menos una vez al día sobre su vida en la escuela, cuando ha pasado más tiempo
en esta que en su casa.
Sería entonces justo y necesario que los estudiantes gocen de una vida
estudiantil amena en su escuela, en ese “segundo hogar” en el que pasan, a
veces, más tiempo que en su casa. En una conversación con un grupo de alrededor
de 50 estudiantes de entre las edades de 13 a 17 años
se les preguntaba a los estudiantes qué características debe tener una escuela
para que ellos puedan sentirse bien en su ambiente. Algunas de las
respuestas fueron:
-“Que sea segura”.
-“Que me sienta protegido”.
-“Que me sienta retado a aprender cosas nuevas”.
-“Que me apoyen a alcanzar mis metas”.
Analizamos las respuestas de los estudiantes y llegamos a la conclusión
de que los siguientes factores son imprescindibles para que pueda existir un
clima escolar adecuado para los estudiantes.
1. Seguridad – Los niños y jóvenes necesitan sentirse seguros en su ambiente. Un joven que
está siendo víctima de acoso escolar no puede mantener una buena ejecutoria
académica.
·
El rol de la escuela – Entre las acciones
primordiales que debe tomar el liderazgo escolar, una de las más importantes es
desarrollar y hacer cumplir una política de acoso escolar. También, debe
desarrollar un plan de trabajo que integre a toda la facultad y personal de
apoyo para que durante todo el año escolar se refuerce la conducta positiva y
la buena convivencia entre el estudiantado.
2. Igualdad – No existe nada peor que sentirse inferior o en desventaja a los demás.
Los estudiantes buscan sentirse igual que todos, con los mismos derechos y
oportunidades.
·
El rol de la escuela – La escuela debe establecer ante la facultad su
posición y estrategias para trabajar con las necesidades de cada estudiante
individualmente y atender así la diversidad, en todas sus facetas. Además, debe
proveerles las herramientas necesarias a la docencia para trabajar con la
diversidad, como el desarrollo profesional continuo que incluya capacitación
sobre las necesidades especiales.
3. Productividad– A menudo escuchamos
a los alumnos preguntar: ¿Para qué me sirve esto? ¿Cómo voy a aplicarlo en mi
vida? Si con facilidad podemos responder a estas preguntas y la respuesta es la
explicación de cómo lo aplicará, entonces vamos por buen camino.
·
El rol de la escuela – La escuela debe evaluar periódicamente su
currículo y atemperarlo con las necesidades del siglo en que vive. Si no se
enseñan las destrezas necesarias para que los estudiantes sean productivos al
integrarse al mundo laboral, de nada le sirvieron los postulados y los
teoremas. La tecnología es muy importante en este aspecto, dado los cambios del
mundo moderno. Los currículos que incluyen las destrezas tecnológicas como parte
fundamental de cada grado preparan a los estudiantes para que, al graduarse, se
integren con facilidad al mundo tecnológico en que vivimos.
4. Pertinencia – Debemos comprender que cada ser humano es distinto y posee variados
intereses. La escuela debe ser un mundo de oportunidades para todos. Si un
joven quiere ser deportista, músico, artista, matemático u orador, debe
encontrar en la escuela al menos una posibilidad de acercarse a ese camino.
·
El rol de la escuela – La escuela puede ofrecer a sus estudiantes
varias opciones para satisfacer sus intereses y necesidades particulares. Una
de estas es la variedad de cursos electivos que ofrezca, como Teatro, Arte,
Música, Educación Física y Repostería, entre otros. En ocasiones, no es posible
ofrecer tanta variedad, pero a través de la organización de clubes
estudiantiles, los alumnos pudieran desarrollar sus habilidades y explorar
otros intereses.
5. Respaldo – Muchos estudiantes llegan a la escuela superior con sus metas definidas,
mientras que a otros les toma más tiempo identificarlas. Sin embargo, ambos
tipos de estudiantes buscan el respaldo y la motivación de algún mentor. En
muchas ocasiones suele ser un maestro, el director o el consejero escolar. Lo
cierto es que los jóvenes tienen, en ocasiones, más de una meta que no siempre
es académica.
·
El rol de la escuela – El compromiso de ayudar a otros debe ser el primer
requisito para solicitar empleo como maestro. Los estudiantes
deben ver en cada ser que labora en su escuela el deseo de ayudarle, de
aconsejarle, de guiarle hacia el camino que está por descubrir. No obstante, la
función del consejero escolar u orientador es de suma importancia en esta
misión. Desde la escuela intermedia, el consejero escolar debe ir auscultando
los intereses de los estudiantes y ofrecerles las herramientas necesarias para
que año tras año, estos vayan definiendo sus metas y, más aún, ayudarlos a
concretarlas, sean académicas o no.
Sin duda alguna, son más las cualidades que los
estudiantes buscan en la escuela
soñada, esa escuela
que se convierte día a día en su segundo hogar y de la que a menudo escuchamos
anécdotas memorables. Al menos las cinco mencionadas anteriormente nos dan una
idea a todos de por dónde tenemos que empezar para comenzar a rediseñar o a
construir el segundo hogar de muchos niños y jóvenes que merecen una vida
estudiantil inolvidable.
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